Construcciones también contribuyen al caos vehicular que impera en Lima. Normatividad vigente permite que camiones utilicen un carril de las vías

El bien común, aquella incorpórea promesa de crecimiento y modernidad, suele ser la razón por la cual los sufridos peatones y choferes limeños soportamos, resignados, los obstáculos que las autoridades municipales y las empresas de servicios nos imponen cada día. Ejercitamos de manera involuntaria nuestra paciencia pensando en que son obras que beneficiarán a la ciudad y a todos sus habitantes.

Lamentablemente, a las incomodidades producidas por las obras públicas se deben sumar las ocasionadas por las obras privadas. La cara molesta del ‘boom’ de la construcción.

En la cuadra 7 de la avenida Benavides (Miraflores), por ejemplo, muy cerca al cruce con la avenida Paseo de la República, se vienen levantando dos grandes edificios, separados entre sí por 30 metros. Todos los días en la mañana, desde hace tres semanas, llegan grandes camiones mezcladores y se estacionan en las fachadas de dichas construcciones para vaciar el concreto de los techos y paredes de esas obras.

El único lugar disponible para realizar esta actividad es la propia avenida, ocupando y obstruyendo la vereda y uno de los tres carriles de esta vía, usualmente abarrotada de autos a esa hora. El resultado: avanzar 4 cuadras de la Benavides puede demorar 15 minutos.

Esta situación se repite, en mayor o menor medida, en muchas calles y avenidas de la ciudad sin que se vean beneficiados más que los dueños de dichos edificios y sus eventuales compradores.

NO ES UNA FALTA
Armando García, regidor del Concejo de Lima, asegura que los permisos que otorgan las municipalidades distritales incluyen la posibilidad de cerrar una parte de la calle o avenida, siempre y cuando no se exceda de un carril, durante el trabajo de vaciado de cemento o descarga de material.

Sin embargo, la norma en la que se basan es bastante antigua. “La norma, que data de 1994, no tuvo en cuenta el ‘boom’ inmobiliario actual y el problema crítico del tráfico. Hay cuadras que tienen 2 o 3 obras en construcción al mismo tiempo”, añade García.

Por su parte, Marco Tulio Gutiérrez, abogado especialista en temas municipales, opina que este es un mal inevitable y será cada vez peor, pues los edificios modernos requieren más concreto que solo se puede vaciar desde fuera del terreno.

LA OPCIÓN NOCTURNA
La mayoría de distritos tiene horarios similares para obras. En San Isidro, por ejemplo, va de 7:30 a.m a 5 p.m. Aunque, según María Butrón, subgerenta de Obras Públicas de ese distrito, en casos extraordinarios, ese horario puede extenderse, si la constructora prueba que resulta necesario.

Es aquí que la posibilidad del trabajo nocturno o de fin de semana aparece como una de las posibles soluciones a este problema complejo. Sin embargo, esas alternativas traen más problemas que soluciones.

Como explica García, si alguna municipalidad propone trabajar en estos horarios, deberá enfrentarse a la oposición de los vecinos. “Además –añade–, una obra que debería tardar 6 meses se extendería a varios años. La idea es acelerar la obra al punto de terminarla lo más rápido posible para que las molestias duren menos”.

Lo cierto es que las técnicas utilizadas para acelerar los procesos en construcción incrementarían enormemente los costos. “Al acelerar la obra, el precio por hora-hombre se puede duplicar debido al pago a los obreros. Hay que tener en cuenta que los servicios que contratamos cuestan más en horarios no tradicionales”, señala Gerónimo Vidalón, representante de la constructora Alfa Centauro.

Él explica que el alquiler de maquinaria y equipos es bastante oneroso y que la mayoría de empresas constructoras busca trabajar lo más eficiente y rápido posible para reducir costos.

En cualquier caso, por el llamado bien común, la normatividad vigente debe adecuarse a los tiempos actuales.

LA CIFRA
18,22%
Fue el índice de crecimiento del sector construcción entre enero y setiembre de este año. En gran medida, esta alza está relacionada con obras privadas en Lima.

Fuente: Diario El Comercio